Diego solía tener muy buenas ideas, pero por lo general le daba miedo comunicarlas.
No quería entrar en conflicto con quienes pensaban distinto y prefería darles la razón y hacer lo que ellos dijeran.
Incluso no le llamaba la atención ni a sus hijos, ni a sus colaboradores, cuando sus acciones tenían un impacto negativo.
Incluso, para tomar una decisión dudaba mucho y le tomaba mucho tiempo decidirse, ya que consultaba a varias personas, para evitar que otros se molestaran con su decisión.
Durante el proceso nos enfocamos en fortalecer la autoestima de Diego, para que se sintiera más seguro al comunicarse, tomar decisiones y defender sus ideas.
Si volvemos al modelo de Argyris, Diego descubrió que inconscientemente la creencia que lo hacía sentir temeroso era:
“No soy lo suficientemente bueno, los demás saben más que yo y sus ideas son mejores”.
Esa creencia lo llevaba a sentirse inseguro y comunicarse pasivamente.
El resultado es que tanto sus hijos, compañeros, jefe y colaboradores se lo pasaban por encima y él terminaba con un sentimiento de resentimiento hacia los demás y de rabia consigo mismo.
Cuando Diego fue consciente del impacto que sus creencias tenían en su forma de comunicarse, y del costo que generaban en su vida personal y laboral, no solo comenzó a verse a sí mismo de una forma distinta, sino que empezó a descubrir sus fortalezas, conectarse con ellas y empoderarse.
Diego empezó a dejar salir su voz, a exigir y a pedir, sintiéndose mejor consigo mismo e impactando positivamente su trabajo y relaciones.
Por eso, al igual que lo hicieron mis clientes en sus procesos de coaching, trabajar en descubrir tus creencias limitantes, ampliar tu perspectiva y adoptar una mentalidad más útil, sin duda puede ayudarte a alcanzar tu meta de mejorar tu comunicación.
Te puede interesar escuchar el episodio de nuestro podcast: Herramientas de coaching para alcanzar metas.
En conclusión, nuestras creencias impactan los resultados que obtenemos.
Juliana descubrió una de las creencias que le impedían comunicarse de forma asertiva.
Una creencia inconsciente que dominaba su comportamiento sin que ella se diera cuenta.
La creencia de Juliana era:
“Si no me comunico con fuerza e infundo miedo, los demás me pasarán por encima y se pondrá en riesgo mi imagen, trabajo y relación”.
Por eso, cada vez que su novio o colaboradores no se comportaba de acuerdo con sus expectativas, o cometían errores, ella sentía miedo de que se pusiera en riesgo todo eso que era tan importante para ella...
Y en su afán de protegerlo, reaccionaba exageradamente atacando la “amenaza” percibida por ella, y comunicándose con agresividad.
Como resultado, no logró su objetivo de conseguir ser promovida como directora y perdió su pareja.
Es paradójico cómo estas creencias inconscientes terminan poniendo en riesgo lo que intentamos proteger y lo que más nos importa.
Una vez Juliana se dio cuenta de la inutilidad de sus creencias y del impacto que tenían en sus resultados, trabajamos en ampliar su perspectiva y construir una mentalidad más útil.
Diseñamos estrategias y planes de acción que le ayudaron manejar mejor sus emociones y aprendió a comunicarse de forma más tranquila, asertiva y menos exagerada.
Si deseas aprender técnicas de comunicación aplicables al liderazgo, te puede interesar nuestra guía: LÍDER COACH: 11 técnicas que puedes aplicar HOY.
El caso de éxito de Diego: Cómo pasó de la comunicación pasiva a la comunicación asertiva
Diego empezó su proceso de coaching, sintiéndose cansado de lidiar con una jefe autoritaria, con hijos que no seguían sus instrucciones y frustrado con el mismo por no defender su posición y sus ideas.
Diego quería sentirse seguro al comunicarse y tomar decisiones.
Sin embargo, utilizaba un estilo de comunicación pasivo.
Su jefe le había explicado a Juliana que la razón por la cual no había obtenido el ascenso era su estilo de comunicación y liderazgo.
Para Juliana esto fue una sorpresa ya que su equipo por lo general seguía sus instrucciones y cumplía.
Juliana no sabía que su equipo estaba desmotivado y no comprendía cómo sus reacciones dañaban el clima.
Sus colaboradores, se quejaban a sus espaldas, y aunque hacían lo mínimo para cumplir y no perder su trabajo, ni meterse en problemas con ella, no daban la milla extra, buscaban otros trabajos, se ausentaban y estaban muy lejos de ser un equipo de alto desempeño.
A su vez, su novio se cansó de lidiar con su temperamento. Se cansó de verla reaccionar exageradamente, comunicarse con agresividad y después disculparse.
Era muy desgastante y él quería una relación tranquila y sin drama.
Estas dos situaciones llevaron a Juliana a darse cuenta que su forma de comunicarse era agresiva y que estaba causando un impacto negativo en su vida personal y laboral.
Durante el proceso de coaching, Juliana se dio cuenta que, para comunicarse de forma más asertiva, debía aprender a manejar mejor sus emociones.
Y para manejar mejor sus emociones identificamos cuáles eran las creencias poco útiles que la llevaban a sentir rabia y miedo y a reaccionar de forma agresiva.

De acuerdo con el modelo de Chris Argyris, nuestras creencias impactan como nos sentimos; a su vez nuestras emociones tienen una influencia directa en nuestras decisiones y comportamientos, y la forma en que nos comportamos impacta los resultados que obtenemos.
El caso de éxito de Juliana: Cómo pasó de la comunicación agresiva a la comunicación asertiva.
Juliana trabaja como Gerente de Ventas en una multinacional.
Recientemente había aplicado a una mejor posición como directora dentro de su misma compañía, pero no había logrado la promoción y la posición se la dieron a una de sus compañeras.
Adicionalmente, su relación de pareja había terminado y la decisión de terminar la había tomado su exnovio.
Las dos situaciones tenían un elemento en común: su estilo de comunicación agresivo.
Aunque tengo permiso de estos 2 clientes para compartir su caso, para proteger su identidad he cambiado todos los nombres de las personas, equipos y organizaciones, en todos los ejemplos.
8 RECURSOS
Voy a compartir contigo el caso de 2 de mis clientes y te contaré cómo pasaron de la comunicación pasiva y agresiva a la comunicación asertiva, cambiando sus creencias.
Con estos ejemplos comprenderás cómo pasar de una comunicación no asertiva a una comunicación asertiva.
Si bien las técnicas ayudan y funcionan, en algunos casos, para lograr cambios más profundos, se necesita trabajar con nuestra mente y emociones.
Y en estos dos ejemplos te mostraré cómo mis clientes lo lograron: